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LOS EFECTOS DEL FRÍO.

Con el invierno y las inclemencias climatológicas propias de esta estación, los tejados y fachadas de las casas sufren daños que pueden evitarse con un mantenimiento adecuado previo. La limpieza de cubiertas y caños además de la comprobación del estado de las tejas son precisamente medidas que, tomadas con antelación,  permiten evitar incómodos daños como goteras y filtraciones.

Sin embargo, la mayoría de las veces se tiende a posponer la labor preventiva y se termina teniendo que realizar alguna que otra intervención de urgencia que lleva más tiempo y supone un mayor gasto. De ahí la importancia de preparar los tejados anticipándose a eventuales percances que puedan llenar de agua el interior de las viviendas.

Lograr que las tuberías se mantengan limpias es, por tanto,una tarea básica para evitar problemas. Y es que hay que considerar que ciertos agentes externos como el viento, la lluvia y los excrementos de pájaros almacenan polvo, hierbas y restos que causan atascos en las cañerías. Tampoco hay que olvidar que el agua siempre encuentra un lugar por donde filtrarse a través de paredes y tejados y puede acabar  anegando distintos espacios del hogar.

Lo más recomendable es realizar un seguimiento continuo del estado de las cubiertas y muros así como de las tejas, procediendo a su reparación apenas se detecte cualquier rotura o desplazamiento. Como resultado se evitará la entrada de agua y, en consecuencia, la necesidad de obras de reparación (de las que no se suele hacer cargo el seguro) pero también se verá mejorado el aislamiento térmico del edificio. Como dice el refrán: más vale prevenir…

 

Una recomendación de BIG MAT ASURMENDI.

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